ROTULADOR SOBRE PAPEL año 2006
¡cambia la clasificación para acabar con la discriminación!
El sexo biológico a veces no está claro cuando naces. Las hormonas son algo azarosas. La composición de nuestros genes también. A pesar de que la ambigüedad preside nuestros primeros meses de vida nos adjudican un nombre que incluye una adscripción sexual. Al igual que hubo un tiempo en el que nos inscribían en una religión al poco de nacer sin contar con nuestro consentimiento, en estos tiempos nos adjudican un sexo al nacer negándonos la posibilidad de definirnos personalmente cuando nos llega el momento de hacerlo.
Una reciente ley, de hace apenas unas semanas, permite cambiar el sexo civil. Es necesario tener una cierta apariencia para pedirlo, pero no es imprescindible tener pene para ser considerado un varón, ni vagina para ser considerada una mujer.
Esto abre una interesante cuestión. ¿En que consiste ser varón o mujer en España?. En primer lugar podemos decir que es mujer u hombre aquella persona que se autodefine como tal. Es el individuo el que al llegar a su mayoría de edad tiene la opción de cambiar. Esto implica que quien no cambia es porque confirma su inicial adscripción a uno u otro sexo en el momento del nacimiento. También confirma el modelo de oposiciones binarias que orienta nuestro pensamiento y que nos hace percibir la realidad en pares opuestos. La matización no cabe en esta forma de definir la realidad y se establece una supuesta frontera –que cambia de país a país, de pueblo a pueblo- donde termina lo uno completamente, para dar paso a lo otro completamente. Se es hombre o se es mujer. ¿Cómo afectan estos conceptos sobre el ser hombre y el ser mujer a la cuestión de la igualdad?¿Y a la cuestión de la diferencia?. Se me ocurre un ejemplo anecdótico y simbólico. ¿Podría ser que una heredera a la corona se cambiara el sexo para reinar y saltarse así la ley sálica?. Este supuesto teórico indica la complejidad de una cuestión, ser mujer o ser hombre, que a algunas personas les parece que es algo claro y evidente y a otras no nos lo parece tanto. Quizás habría que inventar nuevas categorías para designar el sexo. Como propuesta a debatir tengo una primera idea que voy a exponer.
Los seres humanos presentan tres categorías sexuales como mínimo. La primera que es otorgada al nacer y que se define como pre-reproductiva y podríamos llamarla provisionalmente sexo universal o sexo indefinido. Las otras dos serían : mujer-madre y hombre-padre y se adjudicarían cuando una persona demuestra ser madre , desde el momento que queda embarazada, o ser padre, mediante prueba de paternidad biológica.
A partir de estas definiciones podemos legislar con un poco de coherencia. Podemos plantearnos que derechos y deberes tienen las mujeresmadre y los hombrespadre y que derechos y deberes tienen las personas prerreproductivas. Finalmente podríamos decidir que derechos y deberes tienen las personas de sexo universal si deciden adoptar hijos. Podríamos otorgar un porcentaje de voto añadido por cada hijo del que se tuviera la guarda y custodia que iría aumentando conforme llegue la mayoría de edad o la independencia. En ese momento el joven comenzaría a votar individualmente.
Si no fuéramos hombres ni mujeres no podría haber discriminación sexista. En el mundo confuso del género sexual que se percibe en multitud de lugares y que encarna la multitud queer, la discriminación sexual amenaza con su extinción.
A medida que las definiciones de hombre y mujer se difuminan y la vieja oposición binaria deja de funcionar surgen una multitud de posibles definiciones del ser y de la persona que a día de hoy ya están en la vida y en la conciencia de algunos de nosotros. Cuando los seres humanos comprendemos que el tono de la piel, la forma del pecho, el lugar por donde orinamos, el peinado, etc., son características meramente descriptivas, de las cuales no podemos obtener conclusiones para organizar la sociedad con criterios de eficacia, sostenibilidad y equidad, entramos a formar parte de una vanguardia revolucionaria que nos lleva a un mundo más justo, más habitable y sobre todo menos hiriente. Tendremos que definir que es lo verdaderamente significativo para mejorar la vida cotidiana de todos los habitantes del planeta. Cómo y por qué esforzarnos. El esfuerzo es indispensable para vivir. Dónde coloquemos ese esfuerzo define el marco de nuestra propia vida. Los valores deben de estar claros: la infancia, los derechos reproductivos de las personas, las relaciones entre personas dependientes y tutores (ya sean padres o madres biológicos o no), los derechos para garantizar la libertad sexual de las personas, los derechos especiales de las embarazadas y madres lactantes, los derechos y deberes de los que detentan la guardia y custodia de los menores de edad, las obligaciones de la sociedad para con los menores de edad, y así un montón de cuestiones que están pendientes de encontrar un vía de comprensión que permita acometer las reformas necesarias para resolver los conflictos que el patriarcado nos ha dejado como herencia.
8 de marzo de 2007
¡cambia la clasificación para acabar con la discriminación!
El sexo biológico a veces no está claro cuando naces. Las hormonas son algo azarosas. La composición de nuestros genes también. A pesar de que la ambigüedad preside nuestros primeros meses de vida nos adjudican un nombre que incluye una adscripción sexual. Al igual que hubo un tiempo en el que nos inscribían en una religión al poco de nacer sin contar con nuestro consentimiento, en estos tiempos nos adjudican un sexo al nacer negándonos la posibilidad de definirnos personalmente cuando nos llega el momento de hacerlo.
Una reciente ley, de hace apenas unas semanas, permite cambiar el sexo civil. Es necesario tener una cierta apariencia para pedirlo, pero no es imprescindible tener pene para ser considerado un varón, ni vagina para ser considerada una mujer.
Esto abre una interesante cuestión. ¿En que consiste ser varón o mujer en España?. En primer lugar podemos decir que es mujer u hombre aquella persona que se autodefine como tal. Es el individuo el que al llegar a su mayoría de edad tiene la opción de cambiar. Esto implica que quien no cambia es porque confirma su inicial adscripción a uno u otro sexo en el momento del nacimiento. También confirma el modelo de oposiciones binarias que orienta nuestro pensamiento y que nos hace percibir la realidad en pares opuestos. La matización no cabe en esta forma de definir la realidad y se establece una supuesta frontera –que cambia de país a país, de pueblo a pueblo- donde termina lo uno completamente, para dar paso a lo otro completamente. Se es hombre o se es mujer. ¿Cómo afectan estos conceptos sobre el ser hombre y el ser mujer a la cuestión de la igualdad?¿Y a la cuestión de la diferencia?. Se me ocurre un ejemplo anecdótico y simbólico. ¿Podría ser que una heredera a la corona se cambiara el sexo para reinar y saltarse así la ley sálica?. Este supuesto teórico indica la complejidad de una cuestión, ser mujer o ser hombre, que a algunas personas les parece que es algo claro y evidente y a otras no nos lo parece tanto. Quizás habría que inventar nuevas categorías para designar el sexo. Como propuesta a debatir tengo una primera idea que voy a exponer.
Los seres humanos presentan tres categorías sexuales como mínimo. La primera que es otorgada al nacer y que se define como pre-reproductiva y podríamos llamarla provisionalmente sexo universal o sexo indefinido. Las otras dos serían : mujer-madre y hombre-padre y se adjudicarían cuando una persona demuestra ser madre , desde el momento que queda embarazada, o ser padre, mediante prueba de paternidad biológica.
A partir de estas definiciones podemos legislar con un poco de coherencia. Podemos plantearnos que derechos y deberes tienen las mujeresmadre y los hombrespadre y que derechos y deberes tienen las personas prerreproductivas. Finalmente podríamos decidir que derechos y deberes tienen las personas de sexo universal si deciden adoptar hijos. Podríamos otorgar un porcentaje de voto añadido por cada hijo del que se tuviera la guarda y custodia que iría aumentando conforme llegue la mayoría de edad o la independencia. En ese momento el joven comenzaría a votar individualmente.
Si no fuéramos hombres ni mujeres no podría haber discriminación sexista. En el mundo confuso del género sexual que se percibe en multitud de lugares y que encarna la multitud queer, la discriminación sexual amenaza con su extinción.
A medida que las definiciones de hombre y mujer se difuminan y la vieja oposición binaria deja de funcionar surgen una multitud de posibles definiciones del ser y de la persona que a día de hoy ya están en la vida y en la conciencia de algunos de nosotros. Cuando los seres humanos comprendemos que el tono de la piel, la forma del pecho, el lugar por donde orinamos, el peinado, etc., son características meramente descriptivas, de las cuales no podemos obtener conclusiones para organizar la sociedad con criterios de eficacia, sostenibilidad y equidad, entramos a formar parte de una vanguardia revolucionaria que nos lleva a un mundo más justo, más habitable y sobre todo menos hiriente. Tendremos que definir que es lo verdaderamente significativo para mejorar la vida cotidiana de todos los habitantes del planeta. Cómo y por qué esforzarnos. El esfuerzo es indispensable para vivir. Dónde coloquemos ese esfuerzo define el marco de nuestra propia vida. Los valores deben de estar claros: la infancia, los derechos reproductivos de las personas, las relaciones entre personas dependientes y tutores (ya sean padres o madres biológicos o no), los derechos para garantizar la libertad sexual de las personas, los derechos especiales de las embarazadas y madres lactantes, los derechos y deberes de los que detentan la guardia y custodia de los menores de edad, las obligaciones de la sociedad para con los menores de edad, y así un montón de cuestiones que están pendientes de encontrar un vía de comprensión que permita acometer las reformas necesarias para resolver los conflictos que el patriarcado nos ha dejado como herencia.
8 de marzo de 2007
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