7.2.09

Parentesco y crisis

En la carrera de Antropología Social y Cultural que imparte la UNED hay una curiosa asignatura llamada Antropología del Parentesco. Estudia las relaciones de parentesco de los distintos grupos humanos. Yo añadiría que estudia las distintas maneras en que nos hemos organizado para repartirnos en pequeños grupos familiares y distribuir nuestras riquezas/pobrezas.
En las sociedades actuales caracterizadas por la multiculturalidad, las formas de organizarnos se han atomizado y diversificado. Las empresas y las instituciones han reemplazado en muchos casos a la familia como centro desde el que se organiza la vida de las personas. La defensa a ultranza de la propiedad privada por encima de la dignidad de las personas ha convertido a las familias en unidades de producción del sistema capitalista. Cuando la familia no produce lo suficiente según las necesidades de la empresa, la familia se resquebraja y sus miembros quedan aislados y sometidos a unas condiciones de vida penosas.
La familia tradicional no funciona bien en la sociedad actual. Es por eso que la ley ha dado paso a nuevas formas de agrupamiento y los llama matrimonio y familia. No me refiero solo al matrimonio entre personas del mismo sexo. También hablo de la adopción y acogida de menores, de los niños de la calle que organizan bandas juveniles, de los pisos/patera, de los sin techo, etc.
Así vivimos y así nos empadronan.
Hoy podemos ver seres humanos viviendo en múltiples agrupamientos surgidos de las circustancias azarosas de sus vidas. Las familias que todavía se agrupan bajo los estrictos criterios de hace unas décadas (sangre y matrimonio religioso/civil para procear) sobreviven a duras penas porque sus relaciones se basan en unos principios inaplicables en las sociedades actuales. El perfeccionamiento de las técnicas de control de la natalidad y su extensión a la población durante el siglo XX ha producido una nueva forma de organizar la vida de las personas en edad fértil. Todos estos cambios han ocurrido en un breve tiempo y escasea la reflexión sobre su influencia en la configuración de la actual situación de crisis.
La cultura humana es un amplio campo para la creación de nuevas formás de vida y organización social que permitan concebir y llevar a cabo los anhelos que muchos seres humanos oprimidos por la miseria portan en su interior.
Creatividad y armonía social han de formar un cóctel que nos lleve a ese otro mundo posible, pero hoy por hoy solo soñado.