13.7.07

Casa de pastor en Poyales del Hoyo

Situación: Poyales del Hoyo (Ávila)

Comunidad de Castilla y León (España)

nº de habitantes: 650.
Fiestas:
A finales de enero, el día 20, se celebra San Sebastián. Destaca la Iluminaria, una fogata que se enciende junto a la iglesia de piedra durante los días que duran las fiestas, 3 ó 4, y que se hace con madera de enebro. Poyales tiene un "permiso especial" para cortar unos cuantos enebros cada año para quemarlos en las fiestas. Las llamas tienen un gran fuerza y brillan con intensidad. Cuando varean la fogata suelta miles de chispas que forman una nube sobre la gente que permanece arrimada a la hoguera para protegerse de la fría noche de enero.
Durante el mes de agosto se celebra la Semana Cultural, organizada por la Asociación Cultural El Moral, en la que se puede ver a un actor, que representa al joven San Sebastián a punto de ser saeteado, deslizarse desde el campanario de la Iglesia hasta el suelo, colgado de una cuerda de la que tiran unos cuantos mozos para ayudarle a descender.

Si el tiempo no lo impide y la autoridad colabora es posible que finales de agosto se celebre la III Fiesta del Higo. Poyales del Hoyo posee higuerales desde hace generaciones y exporta higos de gran calidad a diversos lugares de la Unión Europea.


Fotografía superior:
En las afueras del pueblo se encuentran edificaciones abandonadas, dedicadas en otros tiempos a la ganadería. Esta casa probablemente se usaba para guardar al pastor del frío. Dentro tiene una escalera de piedra y el tejado se está derrumbando.

8.7.07

La ventana de mi casa II


Ha llegado el calor y las neuronas se resienten.
Todo se ha vuelto plano, con forma de toalla playera. Hay que reconocer que estas temperaturas nos dejan fuera de juego. Tal vez el rio me calme la ansiedad. Tal vez el mar me cure la nostalgia. Tal vez el océano se trague mis quejas.
Los turistas se abalanzan sobre la playa como si fueran a las rebajas. Les han tenido que prohibir reservar sitio con la toalla porque no dejaban limpiar la arena. Con los primeros rayos de sol ya estaban allí los votantes, perdón, los veraneantes, plantando la parcelita que para eso pagan sus impuestos y sus tasas y sus intereses de amortización. La lucha por la vida, ya se sabe. Después de pasar el año pegados a la piel de los viajeros del transporte público lo de estar a 12,5 centímetros del vecino de toalla es todo un privilegio.